La Evolución de la Seguridad: Del Riesgo Físico al Riesgo Comportamental en PSD y Eventos Masivos

BIBLIOTECA VIRTUAL Ceforvig Noticias

En el entorno actual de seguridad, la protección efectiva va más allá de barreras físicas y ciberdefensas. El verdadero desafío reside en el Riesgo Comportamental, un concepto fundamental en la Protección de Personas (PSD) y la seguridad en Aglomeraciones Masivas. Este riesgo ya no se define como una simple acción observable, sino como el resultado de un proceso psicocognitivo interno que culmina en una conducta no adaptativa o abiertamente hostil.

Para profesionales de la seguridad, entender este riesgo dinámico y reactivo es vital. No siempre emana de una intención puramente criminal, sino que a menudo es una reacción ineficaz al estrés. Esto implica que nuestra estrategia de intervención debe ir más allá de la contención, enfocándose en modular las respuestas emocionales y cognitivas del individuo.

1. El Enfoque Proactivo: De la Reacción a la Prevención

La metodología operativa estándar para manejar proactivamente comportamientos preocupantes es la Evaluación y Gestión de Amenazas Conductuales (BTAM). A diferencia de la Evaluación de Amenazas (TAM) tradicional, que era reactiva, la BTAM se centra en la prevención, buscando identificar e interceptar al agresor potencial en las fases tempranas de planificación o escalada.

El corazón de esta proactividad es la priorización de los Indicadores Adelantados (IOAs – Indicadores de Ataque) sobre los Indicadores Rezagados (IOCs).

  • Indicadores Rezagados (IOC): Miden el daño ya ocurrido (ej. tasas de lesiones, número de incidentes). Limitarse a ellos implica una intervención tardía.
  • Indicadores Adelantados (IOA): Son medidas preventivas que detectan señales tempranas de fallas antes de que el incidente se materialice. En PSD, la detección de vigilancia hostil es el IOA primordial y el precursor directo de un ataque dirigido.

El éxito operativo debe redefinirse: en lugar de la mera ausencia de incidentes, debemos priorizar la cantidad de amenazas identificadas y neutralizadas en las fases de planificación (IOA).

2. Principios de Intervención: SPOT y la Interrupción de Patrón (PI)

La seguridad debe basarse en la observación de la conducta real, tangible y observable, evitando juicios basados únicamente en actitudes. Dos metodologías clave permiten esta gestión proactiva:

  • Detección Comportamental Sistemática (SPOT): Originado en la seguridad aeroportuaria, este protocolo se basa en la premisa de que la intención maliciosa genera signos fisiológicos medibles de estrés. El personal de seguridad debe monitorear múltiples canales de comunicación no verbal, incluyendo:
    • Kinesia: Gestos, postura y expresión facial.
    • Proxémica: Uso del espacio personal y proximidad.
    • Paralingüística: Tono, ritmo y volumen de la voz.

    La clave para el éxito no es buscar una señal única, sino la integración y agrupación (clusters) de indicadores no verbales y contextuales que, en conjunto, eleven el nivel de alerta.

  • Interrupción de Patrón Comportamental (PI): Esta técnica psicológica y operativa busca romper el ciclo cognitivo (Cue-Rutina-Recompensa) que lleva a un acto hostil. Ante un individuo sospechoso, la estrategia es la confrontación breve y profesional.
    • El objetivo es desestabilizar la intención hostil, exponiendo al actor al riesgo de ser identificado.
    • La reacción del sospechoso (aumento de estrés, huida, agresión) actúa como un validador de la intención hostil (IOA Invertido).
    • Un ejemplo de PI de Nivel Bajo es el «Pattern Interruption Suave»: establecer contacto visual firme, cruzar su camino brevemente o hacer una pregunta neutra.

3. Riesgos en Eventos Masivos: La Vulnerabilidad Sistémica

En eventos controlados (conciertos, deportes), el factor más crítico y desestabilizador es el consumo de sustancias, que eleva exponencialmente la probabilidad de comportamientos disruptivos. Sin embargo, los fallos catastróficos, como las lesiones masivas por aplastamiento, no son únicamente atribuibles al comportamiento individual.

El factor determinante es la vulnerabilidad sistémica:

  • Diseño defectuoso del evento.
  • Control de accesos insuficiente.
  • Capacitación inadecuada del personal.

Los incidentes de avalanchas o robos masivos demuestran que el comportamiento caótico o delictivo prospera donde la vulnerabilidad es alta (ej. sobreaforo o segmentación deficiente). Por ello, la seguridad debe ser holística, gestionando el riesgo comportamental (psicología de masas) en paralelo a la infraestructura física (capacidad, iluminación, señalización).

4. Conclusión Estratégica para la Seguridad

La gestión del riesgo comportamental exige un enfoque técnico y multidisciplinario. Para alcanzar la madurez operativa, su programa de seguridad debe:

  1. Adoptar el enfoque BTAM/Salud Pública.
  2. Priorizar los Indicadores Adelantados (IOAs), especialmente la detección de vigilancia hostil.
  3. Capacitar continuamente al personal en SPOT (detección de clusters no verbales) y en Interrupción de Patrón (PI).
  4. Garantizar un Concepto de Mando y Control (C2) y Procedimientos Operativos Estándar (POEs) claros y simples.

El profesional de seguridad debe ser el primer sensor y la primera línea de defensa. Su capacitación en estas metodologías proactivas es lo que permitirá localizar, conocer, prevenir y contrarrestar mejor las amenazas, promoviendo un legado de seguridad duradero y adaptado a las dinámicas sociales actuales.