Como la Evaluación de Competencias Prepara a los Vigilantes del Futuro

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En el sector de la seguridad privada, la capacitación y el conocimiento son los pilares fundamentales para un desempeño eficaz. Sin embargo, ¿basta con conocer el manual de procedimientos para ser un vigilante competente? La respuesta, en la actualidad, es un rotundo no. Un profesional de la seguridad genuinamente competente no solo debe poseer conocimientos teóricos, sino también la habilidad de aplicarlos en situaciones reales y la disposición personal para actuar de forma proactiva y ética. En este contexto, la «evaluación de competencias laborales» surge como una herramienta clave para trascender la simple medición del «saber» y enfocar la atención en el «saber hacer» y el «saber ser».

Una competencia laboral es la capacidad de aplicar de manera efectiva los conocimientos y habilidades para lograr los resultados esperados en una actividad laboral. Para entenderla por completo, se descompone en tres elementos interrelacionados:

  • Saber (Elemento Cognoscitivo): Se refiere a los conocimientos teóricos o técnicos que se han adquirido. Es la base sobre la que se construyen las demás dimensiones de la competencia.
  • Saber Hacer (Elemento Procedimental): Es la aplicación práctica y la destreza para ejecutar una tarea. Es la habilidad de convertir el conocimiento teórico en una acción efectiva.
  • Saber Ser (Elemento Actitudinal): Involucra la disposición personal, los valores y los comportamientos observables de un individuo en su entorno laboral. Este componente abarca aspectos como la ética, la adaptabilidad y el trabajo en equipo.

El «saber» es el pilar fundamental que potencia las otras dos dimensiones, el «saber hacer» y el «saber ser». Un vigilante que no tiene una base sólida de conocimientos técnicos, por ejemplo, no podrá ejecutar tareas de manera procedimental ni resolver problemas que surjan en su trabajo diario.

La evaluación de conocimientos teóricos y técnicos, a través de pruebas escritas u otras metodologías, ofrece ventajas estratégicas invaluables. Proporciona una base de objetividad difícil de replicar con otros métodos , y es eficiente y rentable para evaluar a un gran número de candidatos a un costo relativamente bajo. Además, las pruebas de conocimiento tienen una alta capacidad predictiva , asegurando que los candidatos cuenten con la base de conocimientos necesaria para desempeñar el trabajo.

Sin embargo, una dependencia exclusiva de las pruebas de conocimiento puede llevar a la selección de «teóricos» que tienen el «saber» pero carecen del «saber hacer» o del «saber ser» para enfrentar los desafíos de un entorno de seguridad real. Por ello, las pruebas de conocimiento deben ser un pilar dentro de un sistema integral de evaluación.

Para garantizar que los profesionales de la seguridad sean realmente competentes, las organizaciones deben adoptar una estrategia de evaluación integral que complemente las pruebas de conocimiento con otras metodologías:

  • Pruebas de Conocimiento: Son ideales como un filtro inicial para evaluar la base teórica sobre protocolos de seguridad, manejo de equipos, primeros auxilios, etc..
  • Simulaciones de Trabajo: Permiten medir de forma rigurosa el «saber hacer». En el contexto de la seguridad, esto podría incluir simulaciones de respuesta a emergencias, ejercicios de evacuación o pruebas de digitación para el manejo de sistemas de videovigilancia.
  • Entrevistas por Competencias: Utilizan un formato estructurado, como el método STAR (Situación-Tarea-Acción-Resultado) para obtener evidencia sobre cómo el candidato aplicó sus conocimientos en situaciones pasadas. Son perfectas para evaluar competencias blandas como la resolución de problemas, el trabajo en equipo y la adaptabilidad.

Para que una prueba de conocimiento sea una herramienta poderosa y objetiva, debe basarse en principios psicométricos de validez y confiabilidad.

  • Validez: Asegura que la prueba mide de manera exacta lo que se ha propuesto evaluar. Por ejemplo, un examen para un puesto de vigilancia debe incluir preguntas que cubran todas las áreas relevantes de esa disciplina.
  • Confiabilidad: Es el grado de estabilidad y consistencia de una prueba. Un test es confiable si produce resultados consistentes en el tiempo y bajo las mismas condiciones de aplicación.

La tecnología ha transformado este proceso al permitir la automatización y la estandarización de las evaluaciones. Herramientas digitales como Drimify o ExaminLab permiten la creación de pruebas personalizadas y adaptativas, y ofrecen análisis de datos en tiempo real para una toma de decisiones informada.

La evaluación de competencias en el sector de la seguridad es un proceso que equilibra la formulación de preguntas con la ciencia de la psicometría. Adoptar un enfoque holístico que combine la prueba de conocimiento como un filtro inicial, la simulación para evaluar el «saber hacer» y la entrevista por competencias para explorar el «saber ser», crea un proceso más justo y predictivo, asegurando que se selecciona el talento adecuado para enfrentar los desafíos del sector. Este enfoque no solo beneficia a la organización, sino que también contribuye a un impacto social positivo, mejorando el perfil ocupacional de los ciudadanos y reduciendo las brechas de competencias en la fuerza laboral.