La seguridad privada es un pilar fundamental en la protección de activos, personas e instalaciones en Colombia. Sin embargo, en un sector caracterizado por la jerarquía y la disciplina, la línea entre la exigencia operacional legítima y el abuso es delgada y, tristemente, en ocasiones se cruza. Casos recientes, como el que involucró a una profesional de la vigilancia en Soacha, nos recuerdan de manera dolorosa la urgencia de fortalecer la protección de las mujeres en el ámbito laboral, especialmente frente al acoso sexual laboral.
El acoso laboral, en cualquiera de sus modalidades, es una conducta persistente y demostrable ejercida con el fin de infundir miedo, intimidación, terror y angustia, o inducir la renuncia del trabajador. Cuando este hostigamiento es de índole sexual, se cataloga como un delito y una falta grave que atenta directamente contra la dignidad humana.
La Exigencia Legítima vs. el Abuso
Para el personal de seguridad, es vital entender la diferencia que la Ley 1010 de 2006 establece:
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🛡️ Exigencia Operacional Legítima: Incluye órdenes necesarias para mantener la disciplina, la realización de rondas de control, la exigencia de reportes detallados en la Minuta (un elemento material de prueba) y el cumplimiento de Procedimientos Operativos Estandarizados (POE). Estas acciones deben ser justificadas, objetivas y no discriminatorias.
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🚫 Acoso Laboral (Abuso): Ocurre cuando la exigencia se desvía para hostigar. Se manifiesta con el uso de lenguaje despectivo o humillante, imposición de metas inalcanzables, invasión de la privacidad sin justificación de seguridad, o, como en el caso aludido, a través de conductas sexuales no consentidas (acoso sexual laboral). El abuso transforma la herramienta de control en un arma de destrucción.
El Rol Imprescindible de la Capacitación
El acoso sexual en el ámbito de la seguridad privada es agravado por el abuso de poder, donde la posición de autoridad es utilizada para ejercer violencia y chantaje. Es aquí donde la capacitación integral se convierte en la herramienta más poderosa de prevención:
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Conocimiento de la Ley 1010 de 2006:
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La formación debe anclar en el conocimiento detallado de la norma, instruyendo a las mujeres vigilantes sobre sus derechos y a los superiores sobre sus límites y responsabilidades.
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Es crucial saber que el acoso sexual no es conciliable y debe ser remitido a la Fiscalía General de la Nación como un delito penal.
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Manejo de la Evidencia (La Minuta como Defensa):
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Una vigilante capacitada entiende que la Minuta (o bitácora) es su principal aliado legal. Se instruye sobre la necesidad de registrar cualquier anomalía, fecha, hora y descripción precisa del evento. Este registro metódico es fundamental para establecer la persistencia (requisito del acoso) y contar con un «elemento material de pruebas».
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Activación del Protocolo de Denuncia:
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La capacitación brinda la ruta clara: primero, recolección de evidencias, luego la denuncia interna ante el Comité de Convivencia Laboral (CCL) (mecanismo conciliatorio y confidencial). Si este falla, se acude a instancias externas como el Ministerio del Trabajo o la Fiscalía (en casos de delitos como el acoso sexual).
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Fortalecimiento Psicosocial:
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El entrenamiento debe incluir la sensibilización y el desarrollo de habilidades para la resolución de conflictos y la identificación de factores de riesgo psicosociales. Esto permite a las profesionales reconocer un conflicto de un patrón sistemático de hostigamiento antes de que escale, minimizando las graves secuelas de ansiedad y depresión reportadas por las víctimas.
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El empleador tiene la obligación legal de ser un «arquitecto proactivo» del ambiente laboral, implementando protocolos claros, capacitando y garantizando la protección de la dignidad de las mujeres y todo el personal. La tolerancia a estas conductas se equipara jurídicamente a la omisión y acarrea multas y la obligación de asumir el 50% de los costos de salud derivados de las secuelas.
En CEFORVIG, comprendemos la seriedad de estos desafíos. Nuestra misión es dotar a los profesionales de la seguridad, tanto hombres como mujeres, con el conocimiento técnico y legal necesario para desempeñar su labor con excelencia y, crucialmente, para defender su dignidad y la de sus compañeros.
¿Quiere que su personal sepa cuándo una exigencia se convierte en acoso y cómo actuar de forma legal y segura?
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