La actualización de ISO 9001:2026 representa una evolución significativa en los Sistemas de Gestión de la Calidad (SGC). Más allá de ser una mera revisión documental, la norma introduce mejoras temáticamente profundas que trasladan el SGC de un enfoque centrado puramente en procesos a un marco que abarca activamente los valores organizacionales, la resiliencia y el liderazgo basado en la ética. Para el sector de la seguridad privada, cuya operación se basa intrínsecamente en la confianza y la integridad, la formalización de la cultura de calidad y el comportamiento ético se convierte en un imperativo estratégico.
La estructura de la norma se mantiene en gran medida (Estructura de Alto Nivel de 10 cláusulas y el ciclo PHVA), pero los cambios filosóficos son notables, especialmente en el ámbito del liderazgo y el apoyo.
Liderazgo visible y compromiso ético (Cláusula 5.1.1)
El cambio filosófico más significativo es el nuevo requisito auditable que establece la Cláusula 5.1.1, que obliga a la Alta Dirección a demostrar su compromiso y liderazgo «promoviendo una cultura de calidad y un comportamiento ético».
Este requisito implica que:
- El liderazgo debe ser un ejemplo de integridad y coherencia.
- Las decisiones de la alta dirección deben reflejar una orientación al largo plazo, promoviendo una cultura que inspire confianza.
- La transparencia y el reconocimiento de las prácticas éticas se convierten en indicadores tangibles del compromiso con la calidad.
- La Alta Dirección debe asignar recursos y hacerse responsable por los incumplimientos.
La cultura de calidad se entiende como el entorno organizacional en el que la excelencia y la mejora continua son principios fundamentales, reflejándose en los valores, actitudes y comportamientos compartidos. La cultura de calidad es una parte integral de la cultura corporativa.
El «Hilo Dorado» Auditable: De la Dirección al Personal (Cláusula 7.3)
La exigencia de ética y cultura no se limita a la dirección. Existe un «hilo dorado» auditable que conecta el liderazgo con la base de la organización:
- Toma de Conciencia (Cláusula 7.3): Ahora el personal debe ser consciente de la «cultura de calidad organizacional y conducta ética».
- Esto se suma a la necesidad de que el personal comprenda los valores, la política de calidad y cómo su trabajo individual afecta la calidad del producto o servicio final.
- La cultura organizacional, incluyendo el comportamiento ético, debe ser considerada parte del ambiente para la operación de los procesos (Cláusula 7.1.4).
Para el auditor, la evaluación se centrará en la evidencia objetiva de la promoción y la conciencia de estos valores, incluyendo la revisión de políticas, comunicación, formación y el liderazgo visible.
Implicaciones para las Empresas de Seguridad Privada
La aplicación de estos requisitos en el sector de la seguridad privada es directa, ya que la ética y la transparencia son esenciales para mantener la legitimidad y la confianza de los stakeholders (partes interesadas). El fin primordial de estas empresas es el servicio a la sociedad.
1. Integración de la Ética y el Riesgo Operacional
Las empresas de seguridad deben integrar explícitamente la ética en su planificación y gestión de riesgos, siguiendo las directrices de la ISO 9001:2026, que exige analizar, evaluar y gestionar los riesgos y oportunidades de forma sistemática.
- Riesgos Éticos: Es crucial identificar y priorizar riesgos éticos mediante el mapeo de procesos críticos (como la contratación o la operación diaria) para detectar puntos de presión que podrían llevar a atajos o corrupción.
- Comportamiento Ético: La ISO 26000 define el comportamiento ético como regirse por criterios de honestidad, equidad e integridad. Para una empresa de seguridad, la ética implica la transparencia en actividades que afectan a la sociedad y el respeto a las normativas internacionales de comportamiento.
- Incentivos: Los sistemas de recompensa deben alinearse con resultados éticos y sostenibles, asegurando que las decisiones responsables no se vean socavadas por la presión de resultados a corto plazo.
2. Cadena de Suministro y Proveedores Externos (Control Operacional)
La ISO 9001:2026 subraya que el control de proveedores externos (Cláusula 8.4) se amplía más allá de las especificaciones técnicas.
- Los proveedores de equipos, tecnología o subcontratistas de personal de seguridad deben alinearse con los valores y expectativas éticas de la organización de seguridad privada.
- Las empresas deben revisar contratos y procedimientos de evaluación para garantizar la coherencia ética en toda la cadena de valor.
3. Fortalecimiento de la Conciencia y Competencia
El sector de la seguridad depende de personal altamente competente y consciente de su impacto.
- La formación recurrente y la comunicación efectiva deben mantener la cultura ética viva, reforzando comportamientos ejemplares y extrayendo aprendizajes de incidentes reales.
- La toma de conciencia debe ir más allá de los procedimientos, abarcando los valores y la cultura de calidad.
- Es fundamental que el personal comprenda que la ética es el reflejo de la calidad de los servicios prestados.
Implementar un SGC bajo la ISO 9001:2026 implica que las empresas de seguridad dejen de buscar el «papelito» de la certificación y se enfoquen en la funcionalidad real del sistema. El objetivo es pasar de una gestión reactiva a una gestión proactiva basada en el aprendizaje y la mejora constante.
La mejora continua (Cláusula 10.1) se refuerza en la norma. Ya no se trata solo de corregir desviaciones, sino de asegurar que el sistema sea idóneo, adecuado y eficaz ante los nuevos contextos. Para las empresas de seguridad, esto significa utilizar la evaluación del desempeño y la retroalimentación (incluyendo posiblemente las redes sociales como fuente de información) para impulsar la innovación y el crecimiento sostenido, abordando no solo los riesgos sino también las oportunidades (Cláusula 6.1.3).
En un sector donde la reputación y la confianza son su moneda de cambio, la ISO 9001:2026 proporciona la estructura para que la empresa de seguridad eleve su SGC de una función de cumplimiento a un habilitador estratégico, asegurando que la calidad y la ética sean el resultado natural de un liderazgo robusto y de equipos comprometidos.

